Libertad Diario
EN GRAVE RIESGO EL FUTURO DE LA DEMOCRACIA
Guillermo Fabela Quiñones

La visita de los mandatarios de Chile, Ecuador y Colombia, al presidente López Obrador en esta hora decisiva para el futuro no sólo de América Latina sino del rumbo que debe seguir la humanidad, es un reconocimiento al papel estratégico que tiene nuestro país en el continente, decisivo en tanto que Estados Unidos enfrenta serios obstáculos a su propósito fundamental de seguir siendo el eje del poder unilateral de Occidente sobre el resto del planeta. El reto para el gobierno mexicano es descomunal, en tanto que comparte tres mil kilómetros de frontera con el imperio más poderoso, cuya hegemonía está en riesgo por su propia descomposición interna y por el surgimiento de China y Rusia como eficaces contrapesos externos.
Tal realidad obliga a un replanteamiento de las prioridades que tiene cada país de la Patria Grande, en primerísimo lugar el imperativo de profundizar cambios democráticos en los gobiernos que han surgido con el objetivo de generar profundas transformaciones en esa dirección. Como bien lo señaló el presidente chileno Gabriel Boric, al reunirse con su homólogo mexicano, “no podemos olvidar que todos o casi todos hemos tenido elecciones bastante estrechas, y que la fuerza de aquellas organizaciones que niegan a la ciencia, que descreen de la crisis climática, que parecen no tener convicciones profundas de la democracia, sigue siendo real”.
DRAMATICOS LOS INDICIOS DE UN GOLPISMO AL ACECHO

En efecto, lo vemos aquí en nuestro país un día sí y otro también, de formas distintas que buscan un solo objetivo: asegurar, al costo que haya que pagar, que los mexicanos sigamos siendo un pueblo controlado por poderes fácticos muy poderosos, obsecuentes a los dictados de sus socios extranjeros. Las amenazas son cada vez más serias, lo vimos con la determinación con la que el gobierno del presidente Biden influyó para que la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quedara en manos de un fiel seguidor del mandatario brasileño Jair Bolsonaro, quien amenaza con desconocer los comicios que perdió contra el político más consecuente con una ideología progresista, como lo demostró en la práctica.
No fue un hecho fortuito que se haya celebrado en la capital mexicana, los días 18 y 19 de este mes, la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), y que su principal promotor fuera un activista de la ultra derecha con lazos en organizaciones neofascistas extranjeras, Eduardo Verástegui. La presencia de Steve Bannon, principal estratega del ex presidente Trump, acusado de instigar el asalto al Capitolio el 16 de enero de 2021, junto al hijo del aún mandatario brasileño, Eduardo Bolsonaro, entre otros conocidos suspirantes del modelo hitleriano, no dejó dudas sobre las intenciones nada ocultas de desestabilizar un gobierno legítimamente electo, independientemente de lo que se le quiera cuestionar por motivos políticos e ideológicos.
“HAY MUCHO QUE CONSTRUIR EN AMÉRICA LATINA”

La ultraderecha mexicana sabe que es, ahora, el momento preciso para poner en marcha su estrategia golpista, pues en la medida que se debilite el gobierno de Biden serán mayores las presiones para los mexicanos y los pueblos de América Latina, históricamente acosados por el imperio desde sus comienzos. Es oportuno citar a uno de los críticos más lúcidos del sistema estadunidense de gobernanza, Noam Chomsky. “El padre del país, George Washington, definió a Estados Unidos como un imperio naciente y sus colegas estuvieron de acuerdo. El más libertario de los padres fundadores de la nación, Thomas Jefferson, predijo que las colonias recién liberadas se extenderían por todo el hemisferio”. (La era Obama y otros escritos sobre el imperio de la fuerza. Pag. 183).
Ambos mandatarios (López Obrador y Boric) coincidieron en que “hay mucho que construir en América Latina”. Nada más cierto, podría decirse que todo está por hacerse, pues sólo están puestos los cimientos de un subcontinente saqueado de manera cruel e incesante, realidad que se multiplicó con base en la Doctrina Monroe, instrumento ideológico para llevar a cabo la expropiación de los bienes terrenales que despertaron la voracidad del imperio desde su nacimiento como tal, de acuerdo con la visión de sus fundadores.
ABRIR EL CAMINO IDÓNEO PARA FRENAR EL IRRACIONALISMO

De ahí el compromiso del mandatario mexicano, de abrir el camino idóneo que permita frenar el irracionalismo de los grupos monopólicos trasnacionales, decididos a todo con tal de lograr sus objetivos. Esto implica la necesidad irrenunciable de observar una congruencia que favorezca la comprensión del flagelo que significa compartir una frontera común con el imperio que mantiene la misma visión que señalaron sus fundadores, independientemente de los cambios de todo tipo en más de doscientos años, el más significativo: el despertar del gigante asiático, China, que todo indica se mantendrá así a fin de evitar el regreso a la pesadilla que vivió durante más de dos milenios.
Como la política es el arte de aprovechar las posibilidades cuando se presentan, en beneficio colectivo, de conformidad con el imperativo de hacer frente a un gigante que es imposible enfrentar a pedradas como lo hizo David contra Goliat, no queda más opción que hilar lo más fino posible el telar que permite una relación bilateral racional, es decir sin los despropósitos de los pasados dos siglos. En este sentido, es válido puntualizar que así lo ha hecho el mandatario mexicano, quien le tocó lidiar con el presidente que demostró sin sutilezas el verdadero rostro del imperio.
AHORA EL IMPERIO NOS NECESITA MAS A NOSOTROS

En palabras de Chomsky en el libro citado: “Jefferson imaginaba a Estados Unidos como la patria para los millones que emigrarían y se reproducirían por todas partes en Norte y Suramérica, desplazando no sólo a los pieles roja nativos sino también a la población de origen hispánico, para crear un continente que sería estadunidense en su sangre, su lengua, sus hábitos y su ideología política”. Sólo que no se imaginó, es preciso señalarlo, que tal ambición se volvería en su contra, como ahora lo vemos con las olas de migrantes que buscan lo que en justicia tienen pleno derecho: sobrevivir a tanto despojo durante tantos años.
Ahora el imperio nos necesita más a nosotros, los latinoamericanos, que nosotros a él, siempre y cuando logremos consolidar estados verdaderamente democráticos, incluyentes, progresistas y con visión de futuro; aunque lo más difícil de lograr sería erradicar la corrupción, flagelo que ha permitido la irracionalidad imperante en la mayoría de naciones de la Patria Grande, la cual quieren continuar los neonazis para mantener sus privilegios y afanes de dominación sobre el resto de los ciudadanos.
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