Libertad Diario
NADIE SALDRÍA BENEFICIADO CON UN "PINOCHETAZO"
Guillermo Fabela Quiñones

Las marchas del domingo en la Ciudad de México y en importantes urbes del país, bajo la consigna única de apoyar al Instituto Nacional Electoral (INE), aun cuando en muchas de ellas se cumplió la expectativa esperada en cuanto al número de participantes, brindó la oportunidad, a quienes el presidente López Obrador sataniza como conservadores, racistas, reaccionarios y corruptos beneficiarios del saqueo a la nación, de manifestarse “en defensa de la democracia” que jamás han defendido como sistema político, conforme a las evidencias históricas.
Sin embargo, también demostró que las clases sociales mayoritarias aún no tienen la suficiente organización ni fuerza política para manifestar su desaprobación ante el incumplimiento de las esperanzas de cambios estructurales que despertó el mandatario, lo que él mismo reconoció ya como un hecho, no porque no haya querido hacerlo, sino porque “no es posible en lo que falta del sexenio”. La salida que contempla es la continuidad de sus estrategias de gobernanza, reconocimiento que preocupa a un mayor número de ciudadanos por sus implicaciones de mediano y largo plazos, cuando es obvia la preeminencia de las fuerzas armadas en el rumbo del país.
ACABAR PRIVILEGIOS EN EL INE NO REQUIERE UNA REFORMA

En este sentido, puede afirmarse que las marchas representaron los intereses de sectores directamente vinculados al régimen que prometió cambiar López Obrador, de los cuales el INE es un símbolo por el desacierto de sus consejeros en no ajustar sus emolumentos a la realidad social y económica de una nación muy golpeada por la pobreza y la desigualdad. Esto no significa que las autoridades electorales incumplen sus objetivos básicos, como lo pretende hacer creer el mandatario, sino que son necesarias reglas claras que eviten el despilfarro de recursos, como es obvio por los altísimos sueldos y beneficios que reciben los consejeros y funcionarios de élite, tanto del INE como del árbitro que califica los comicios: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Cabe puntualizar que lograr tal propósito ineludible no necesita de una reforma electoral como la que envío el mandatario al Congreso, cuyo trasfondo trasluce su propósito de que el régimen de la Cuarta Transformación se perpetúe como lo logró el que impulsó Carlos Salinas de Gortari, con tan excelentes resultados que se mantiene vigente en sus principales fundamentos estructurales, como la acumulación de capital en los grupos monopólicos, nacionales y extranjeros, con mayor capacidad de negociación económica y política. Baste como ejemplo el reconocimiento que la semana pasada hizo el principal magnate nacional, Carlos Slim.
MILITARIZAR EL PAIS, ¿INELUDIBLE CONDICION DEL T-MEC?

En la firma de un convenio de colaboración entre la Fundación UNAM y la Facultad de Derecho para el Programa de Becas de Excelencia Académica, aseguró que “el crecimiento de la economía será similar al del desarrollo estabilizador entre 1952 y 1970, con tasas superiores a 6 por ciento anual. Uno de los factores será el encarecimiento del transporte y las diferencias entre Estados Unidos y China (causas de que México) pasará a ser el principal socio comercial (de la nación vecina). A diferencia del TLC, el T-MEC contempla una asociación completa”.
La cuestión de fondo es preguntarnos qué beneficios traería a México, como país emergente, si no se garantiza un desarrollo social a tono con ese crecimiento que se vislumbra con la nitidez que refiere el hombre más rico de México; paralelamente, convendría definir las condiciones que se le imponen a los mexicanos, entre ellas, por principio de cuentas, la militarización en acelerado proceso que lleva a cabo el régimen de la Cuarta Transformación. Ni que decir que esta realidad no se toma en cuenta por quienes ven en el INE la principal salvaguardia de la endeble democracia mexicana, independientemente del número de participantes en las marchas del domingo.
¿STRIPTEASE DEL CONSERVADURISMO LO QUE AMLO PROVOCA?

Sin duda algunas de las marchas contaron, cuantitativamente, con amplia participación; pero cualitativamente no es la que se necesita para impulsar un despertar colectivo, acorde con los gravísimos problemas de inseguridad y empobrecimiento que tiene este país. De ello se valió López Obrador para mofarse de los organizadores de la marcha (“fue como una especie de streptease del conservadurismo en México… en el fondo los que se manifestaron ayer lo hicieron en contra de la transformación que se está llevando en el país, lo hicieron en favor de los privilegios que ellos tenían antes del gobierno que represento…” dijo en la mañanera del lunes). Novedoso argumento, aunque similar a los que ha esgrimido no sólo para ganar adeptos entre la población despolitizada, sino para dividir a la sociedad entre “buenos y malos” de manera maniquea.
Queda de manifiesto, una vez más, que su estilo personal de gobernar nos ha llevado a una encrucijada que no avizora nada positivo para el futuro de los mexicanos en esta etapa cargada de conflictos globales. Él ha sido el principal factor de la lucha de clases que condena cuando él mismo la provoca con su fraseología demagógica, y con hechos a todas luces contrarios a una racionalidad económica, como lo es el adelgazamiento neoliberal del Estado, hasta niveles absurdos como lo veremos durante el ejercicio del gasto público del año 2023: se afecta aún más a sectores prioritarios para apuntalar un elemental desarrollo social, como la salud y la educación, la ciencia y la cultura; mientras, en contrapartida, se apoya a las fuerzas armadas en tareas ajenas a su labor fundamental que es la seguridad interior del país.
ELITES HAN APROVECHADO LA CONFRONTACION EN SU BENEFICIO

Con tanta confrontación verbal contra sus “adversarios conservadores racistas y corruptos”, lo que ha ocasionado es una división social que las cúpulas oligárquicas han aprovechado para proseguir su labor de zapa de acuerdo con el modelo neoliberal. Sobran evidencias a este respecto, las más contundentes son las que periódicamente da a conocer la Asociación de Bancos de México (ABM), la mayoría de origen extranjero, demostrativas de que aquí obtienen mucho más altas utilidades que las que alcanzan en sus casas matrices.
Nadie ha hecho tanto contra su gobierno que el propio mandatario, con su estilo tan protagónico de gobernar. Lo preocupante es que, al paso de los meses subsecuentes, el pueblo empiece a resentir la reducción de su de por sí magro nivel de vida, y tome conciencia de que la causa está en que el mandatario no quiso o no pudo contrariar a las élites del poder económico y financiero. Como en el neoliberalismo, las clases mayoritarias seguirán pagando los costos. Ojalá no sea necesario un “pinochetazo” sino un compromiso responsable con la gobernabilidad, factor vital para una paz social que propicie un verdadero desarrollo y una economía sustentable.
Twitter: @VivaVilla_23
