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LA ESTRATEGIA DIVISIONISTA PRONTO PERDERA EFICACIA

Guillermo Fabela Quiñones


APUNTES…


Con el país convulsionado por el incremento de la pandemia, los asesinatos de periodistas, la impunidad que no cede al igual que la corrupción y la extrema violencia en muchos estados del país, el régimen que asumió el poder para fortalecer el Estado de derecho, sentar las bases de una estabilidad política y económica sustentable, encarrilar a la sociedad hacia una democracia participativa con objetivos progresistas, no da muestras de estar avanzando en la dirección correcta, situación que se pone de relieve cotidianamente por el contraste entre la realidad y lo que el presidente López Obrador considera su verdad.

En el cuarto año de su mandato sigue empeñado en argumentar que los males que aquejan al país son “la herencia que nos dejó la mafia del poder”. Ciertamente, la descomposición social viene de muy atrás, fue erosionando al país desde la crisis política de los años setenta que derivó en terreno fértil para poner fin al desarrollo estabilizador. Se dio la pauta para el arribo de la tecnocracia apátrida, voraz y sin otro objetivo que lucrar con los bienes nacionales, con avances notables como en ninguna otra economía emergente. Sabemos que los resultados fueron dantescos para las clases mayoritarias.


RIESGOS GRAVES ANTE LA FALTA DE RESULTADOS POSITIVOS


Hoy también sabemos que la estrategia puesta en marcha por el Presidente para superar esa herencia del pasado, no está funcionando por una causa concreta que él mismo provocó: la dislocación del sistema político para un fin muy claro que logró sin mucho esfuerzo: dividir al país entre los buenos que aceptan sin chistar sus tácticas coyunturales y los malos que lo son todos los que disienten aunque sea mínimamente de éstas. Si en los primeros tres años del sexenio le funcionó este modo de hacer política, en este momento está siendo rebasado por la falta de resultados positivos.

Cada vez son más los problemas que surgen ajenos a su capacidad de liderazgo, como el desbocamiento de la criminalidad que ya supera las cifras de sexenios pasados, incluido el terrorífico y macabro renglón de homicidios a periodistas. Podrá argumentarse que esto es consecuencia de que quiere conservar su imagen de gobierno “pacifista”, pero esto no tiene sentido desde el momento en que creó la Guardia Nacional, supuestamente con la finalidad de que se convirtiera en el escudo que garantizara la anhelada paz social rota en el pasado por gobiernos proclives a la represión.

Desde luego, la represión no es la salida a una situación añeja ahora acrecentada por los problemas externos, como el imperativo de cubrir una demanda en aumento de enervantes en Estados Unidos, además de la forzosa alineación con las políticas de la Casa Blanca orientadas a fortalecer su hegemonía sobre su “patio trasero”, con el gobierno mexicano como su palafrenero. Pero menos lo será en el transcurso de los meses, cuando sea irrenunciable tomar ese camino por presiones internas y externas, de seguir como vamos, por la ruta de la demagogia en lo político y de las ayudas asistencialistas en lo económico.


IMPERATIVO DE SUMARSE EN DEFENSA DE INTERESES BASICOS


También podría llegar el momento en que la sociedad en su conjunto, las clases medias “aspiracionistas”, principalmente, elevarían sus voces para demandar un ejercicio del poder basado en la realidad objetiva, que frene su empobrecimiento, que seguirá acentuándose por la “austeridad republicana”, una medida muy eficaz para debilitar al máximo el aparato burocrático, y quede en evidencia su verdadero trasfondo, paralelamente al fortalecimiento de las Fuerzas Armadas: un régimen bonapartista, es decir centralizado, para tener mayor margen de acción en favor de las élites.

Asimismo, la estrategia divisionista dejaría de tener efecto al verse la sociedad mayoritaria en la necesidad de sumar filas para defender sus intereses básicos, cada vez más restringidos independientemente de que las “encuestas”, “consultas ciudadanas” y comisiones para todo revelen su ineficacia engañadora. Mientras tanto, la cúpula oligárquica, como en el régimen neoliberal, sigue muy campante enriqueciéndose con el apoyo irrestricto del primer gobierno que legitimó el voto masivo del electorado.


Twitter: @VivaVilla_23



Los artículos e ideas aquí plasmados, son responsabilidad de los autores y no corresponden necesariamente con el criterio editorial de ciencialibertad.org


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