Juan Alberto Vázquez / New York
Donald Trump ha librado dos juicios políticos, un par de divorcios, seis quiebras financieras, veintiséis acusaciones de conducta sexual inapropiada, dentro de un estimado de cuatro mil demandas en que se ha visto envuelto o sus empresas y hasta su familia.
Sorprende que un tipo con ese perfil, en lugar de pisar la cárcel, haya sido presidente de los Estados Unidos.
Sin embargo, la suerte legal del Agente Naranja podría haber llegado a su fin luego de que el proceso civil que la fiscal general del estado de NY, Letitia James abrió contra la Organización Trump, amplió sus atribuciones hacia lo criminal, aclararon el martes voceros de la fiscalía.
James ordenó iniciar la investigación en el 2019, tras la comparecencia en el Congreso del ex abogado de Trump, Michael Cohen, quien reveló que el expresidente había inflado a los bancos el valor de sus activos para así obtener mejores préstamos y seguros, mientras subvaloraba esos mismos activos para reducir el pago de sus impuestos. Cohen también aclaró que Trump cometió fraude con las compañías de seguros que contrataba.
La oficina de James se ha centrado en las propiedades de Trump que incluyen el Trump International Hotel and Tower en Chicago y uno más en la zona de Wall Street en New York. El otoño pasado, un juez ordenó a Eric Trump, hijo del expresidente, a responder preguntas bajo juramento como parte de la investigación. Algo hallaron los investigadores para haber cambiado el procedimiento a lo penal, lo cual debe tener muy preocupados al expresidente y su extraña familia.
Por su parte Cyrus Vance Jr, fiscal del distrito sur de Manhattan, recibió en febrero el beneplácito de la Corte Suprema para que su equipo accediera a ocho años de declaraciones de impuestos y registros financieros de Trump como parte de la investigación criminal que el mismo Vance mantiene sobre él. Se cree que James y Vance Jr colaboran con el otro en sus respectivos procedimientos.
En un mensaje que dio a conocer la tarde del martes, Trump ignoró la novedad en el proceso que se le sigue en su ciudad natal y se concentró en atacar el intento de legisladores demócratas que buscan crear una comisión para investigar los hechos violentos del 6 de enero en el Congreso.
Su mentira de que la elección le fue robada, puede ser motivada por la obsesión por mantenerse en el poder ante el embate de los fiscales neoyorquinos.
¿Será este el fin de la impunidad de Donald Trump o saldrá librado como acostumbra?
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