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CONTINUISMO SIN COTO, ¿REELECCIÓN DISFRAZADA?

Guillermo Fabela Quiñones


No hay nada más improductivo que dar por hecho un proyecto que, basado en su potencialidad, está a medias o menos que eso, como es el caso actualmente con lo que se propuso el actual gobierno al iniciar su mandato. En este sentido, puede afirmarse que la Cuarta Transformación no sólo no avanza, sino que es una meta inalcanzable dentro del marco en que se desenvuelve la gobernanza liderada por el partido Morena. Afirmar que “vamos bien”, como lo dice cotidianamente el presidente López Obrador, así lo demuestra.

Esto implica que los componentes del gobierno actúen con esa misma convicción de que ya se alcanzó el propósito trazado al asumir el mando de las instituciones, que sólo resta seguir la misma ruta, actitud que a su vez contagia a la sociedad mayoritaria para adoptar un conformismo que se va haciendo rutinario, como es el caso en el México que padeció cuatro décadas de exclusión brutal en lo económico, de inmovilismo en lo social y criminalidad por la impunidad que no cesa, a extremos muy lamentables que exigían un sacudimiento firme del sistema, tal como lo prometió el entonces candidato de Morena.


AVANZAMOS POR EL CAMINO CORRECTO, ¿PARA QUÉ CAMBIOS?


Para él ya se dio ese paso, ahora avanzamos por el camino correcto y no hay motivos para hacer cambio alguno. Sin embargo, una cosa es la percepción que él mismo tiene de su labor y otra muy diferente lo que nos muestra la realidad objetiva. El contraste no podía ser más dramático, pues a estas alturas del sexenio se esperaban resultados, si no espectaculares, si al menos demostrativos de que se ha caminado conforme al proyecto de construir una transformación histórica tan extraordinaria que dejara atrás las consecuencias terribles del neoliberalismo.

De ahí que sea preocupante que haya decidido hacer público su interés en afianzar un continuismo de su gobierno tan pleno que se acerca al límite de una reelección disfrazada. En la mañanera del 22 de agosto lo dijo muy claro: (El pueblo) “no quiere el regreso del régimen de corrupción, de privilegios, por más campañas negras, por más control de los medios de información; ya no, porque se avanzó mucho en la revolución de las conciencias”. Él considera que ya cumplió su compromiso histórico, ahora corresponde a quien decidan las “encuestas” seguir por el mismo camino.


MORENA NECESITA AL PRESIDENTE POR SER “FACTOR DE UNIDAD”


Al día siguiente, uno de los personajes más fieles del mandatario, Bertha Luján, pidió al mandatario “no retirarse” si en el 2024 quiere continuidad. Afirmó que “el movimiento lo necesita porque es un factor de unidad”; en su calidad de presidenta del Consejo Nacional de Morena, adelantó que una de las demandas centrales del próximo Congreso Nacional del partido, el 18 de septiembre, será “pedirle al Presidente que se quede”. Tal franqueza es resultado de la convicción que se tiene dentro de las filas del morenismo de que sin López Obrador vendrá una desbandada imposible de frenar.


Los más preocupados, paradójicamente, no son los beneficiarios afines al mandatario, sino las cúpulas de la oligarquía que ven en éste a un útil aliado que les sirve con creces en su calidad de hábil manipulador que aún conserva credibilidad entre las masas inmovilizadas por su pobreza, su desorganización y la inexistencia absoluta de conciencia política. Los más conspicuos dirigentes empresariales serían los primeros en apoyar, embozada o abiertamente, según las circunstancias del momento, la reelección de López Obrador.


CONCIENCIA PROCLIVE A LA INOBSERVANCIA DE LOS HECHOS


Sin embargo, hay factores de suma importancia que irán surgiendo en los dos años que faltan para el cambio de sexenio. El principal de ellos, el comportamiento del propio mandatario, quien en el ejercicio de su poder ha demostrado dejarse llevar por su conciencia proclive a la inobservancia de los hechos concretos, para manejarlos conforme a su interés personal en el momento en que se desarrollan. En este punto, cabe referirse a lo enunciado por Erich Fromm en su libro Ética y psicoanálisis, al diferenciar la autoridad racional de la irracional. Puntualiza: “El verdadero problema consiste en saber qué clase de autoridad debemos tener. Si hablamos de autoridad: ¿nos referimos a una autoridad racional o irracional? La autoridad racional tiene su fuente en la competencia… no solamente permite, sino que requiere constantes escrutinios y críticas por parte de los individuos a ellos sujetos; es siempre de carácter temporal, y su aceptación depende de su funcionamiento. La fuente de la autoridad irracional, por otra parte, es siempre el poder sobre la gente… El poder, por una parte, y el temor, por la otra, son siempre los cimientos sobre los cuales se erige la autoridad irracional”. (Las cursivas son del autor).


¿SE AVANZO MUCHO EN LA REVOLUCION DE LAS CONCIENCIAS?


El modo de ejercer el poder del mandatario revela que la caracterización que hizo el notable psicoanalista social que fue Fromm, encaja con la mayoría de personajes de conciencia autoritaria que han ocupado la presidencia de México, algunos de ellos verdaderos sociópatas que definió muy bien un cacique característico del régimen de la Revolución Mexicana, Gonzalo N. Santos, al puntualizar: “La moral es un árbol que da moras”. Tal aforismo se convirtió en consigna en la etapa neoliberal que aún se mantiene activa.

Según el presidente López Obrador, “se avanzó mucho en la revolución de las conciencias” en lo que va del sexenio. Nada más lejos de la verdad, como lo permite apreciar objetivamente la realidad que estamos viviendo, que pretende corregir con el expediente de pasar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa. Cuando lo que se necesita con suma urgencia es una estrategia integral que permita despertar la conciencia social de las masas y la humanista en las élites. ¿Acaso se ha hecho algo para poner freno a las actividades siniestras de los magnates del sector minero y sus imitadores de medio pelo?


LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, LEJOS DE HACERSE REALIDAD


Se dirá que tal es el objetivo, precisamente, de los nuevos programas educativos. Pero lo que se conoce de dicho proyecto es incomprensible para el magisterio, pues “propone que los estudiantes (de preescolar hasta secundaria), adquieran capacidades para distintos aspectos de la vida y no únicamente habilidades para el mercado laboral”. El resultado de este experimento, inviable desde cualquier punto de vista para nuestra realidad, lo sufrirán las nuevas generaciones.


¿Cuándo se hizo una consulta al sector magisterial para tomar una decisión de tamaña envergadura? ¿No es sintomático que las “consultas” al pueblo se realicen sobre temas baladís y demagógicos, no sobre problemas de trascendencia histórica? La democracia participativa está muy lejos de hacerse realidad, como lo patentizan los hechos y confirma el modo de ejercer el poder de quien se rige por sus percepciones particulares, que acomoda según las coyunturas políticas.


Twitter: @VivaVilla_23



Los artículos e ideas aquí plasmados, son responsabilidad de los autores y no corresponden necesariamente con el criterio editorial de ciencialibertad.org


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