Guillermo Fabela Quiñones
Los hechos nos muestran un escenario dantesco que tiende a complicarse más de lo que ya está por la incontenible voracidad de las elites con ramificaciones globales. La causa de todos los males de la humanidad, a lo largo de la historia, lo ha sido esta insaciable sed de dominio sobre los más débiles, que se mantiene por encima del extraordinario desarrollo de la ciencia y la tecnología. Tan terrible realidad se recrudeció a partir de los años ochenta del siglo pasado, cuando el Consenso de Washington se impuso como modelo a seguir por las potencias occidentales que a su vez se encargaron de reproducirlo en las economías emergentes.
En la actualidad, cuando China y Rusia demuestran poderío suficiente para frenar la cleptomanía de las potencias occidentales, se produce la reacción de éstas al ver en riesgo la viabilidad de continuar su labor depredadora. Lo que está en juego ahora, en la guerra que provocó Estados Unidos en connivencia con sus aliados europeos, es ni más ni menos que el futuro de la humanidad. Esto debe quedar muy claro, por encima de la propaganda desinformadora de los medios, una más de las armas que utilizan los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea, para que no quepa duda de quién es la responsabilidad de lo que acontezca de aquí en adelante.
PAGAMOS LAS CONSECUENCIAS DE LA MALHADADA VECINDAD
Para nuestro país ha sido históricamente muy desventajoso tener frontera común con la por muchos años mayor potencia del planeta, tanto es así que tuvimos una gran fortuna de que acontecimientos internos, como la Guerra de Secesión, frenaran su expansión en el siglo diecinueve; y que lo mismo aconteciera en las dos primeras décadas de siglo veinte, al involucrarse en las dos grandes guerras mundiales, la última de las cuales favoreció que se consumaran avances progresistas en México, como la expropiación de la industria petrolera, el más emblemático.
En este preciso momento pagamos las consecuencias de la malhadada vecindad, no solo por lo que sucede en Ucrania sino por la soberbia irreductible de la Casa Blanca de seguirnos viendo como su “patio trasero”, como lo patentiza la actuación del embajador Ken Salazar, quien no tiene empacho en fungir como “gestor” de las grandes firmas estadunidenses involucradas en las industrias petrolera y de energía eléctrica de nuestro país, con el beneplácito de los oligarcas mexicanos que se han beneficiado de manera extraordinaria con la reforma energética impulsada en el sexenio de Enrique Peña Nieto, la última de las acciones contra el pueblo mexicano promovidas desde los más altos círculos del poder político y económico de Estados Unidos.
COMBATEN A QUIEN ESTA FAVORECIENDO AL EMPRESARIADO
Esto a pesar de que en el presidente López Obrador tienen a un aliado en cuanto que su actuar es muy favorable a los intereses privados, como lo ha demostrado en muchas ocasiones, la fundamental de ellas: formar un gabinete sin la consistencia política, técnica y profesional como se esperaba para poner en marcha cambios estratégicos de fondo. Aun así, la extrema derecha continúa viéndolo como enemigo con lo cual le hacen un enorme favor. Así actúan tanto por su inveterada ignorancia como por su ceguera incurable que incluso el paradigma de la oligarquía, el magnate Carlos Slim, ha tratado de evidenciar para que vean más allá de sus particulares y mezquinos intereses.
Esa ultra derecha añora los tiempos de manos libres, cuando en Los Pinos tenían un general manager incondicional, razón por la cual ahora se desgañitan en los medios, en las redes sociales, en todos los foros a su alcance para combatir irracionalmente a quien los está favoreciendo; no atenta contra sus intereses ni lo hará, como lo dijo expresamente en respuesta a los reclamos de la bancada del PAN en la Cámara Baja. ¿Les parece poco que la reforma eléctrica “no cancelará contratos otorgados en el sexenio pasado, aun cuando la mayoría no ha mostrado actividad productiva y son utilizados para la especulación financiera”?
NO SE CIERRA LA PUERTA A LAS INVERSIONES PRIVADAS
Señaló que, de los 110 contratos derivados de la reforma energética, sólo dos están operando aun cuando ya pasaron dos años desde su emisión. Añadió: “Lo mismo en el caso de la minería, no hemos cancelado una sola concesión, y podríamos hacerlo porque se les entregaron y no han invertido absolutamente nada”. Puntualizó que la reforma eléctrica “no cierra la puerta a los inversionistas, nacionales y extranjeros… tendrán oportunidad de participar en 46 por ciento en un mercado cuyo valor ronda 22 mil millones de dólares”.
Quieren todo el pastel para ellos solos, como se dice coloquialmente, razón de ser del pensamiento ultra reaccionario que ha permanecido a lo largo de la historia, como se advierte a nivel global en este momento en que Estados Unidos se lanzó, conjuntamente con sus incondicionales europeos y la inútil presencia de la ONU, contra Rusia con la aviesa e irracional intentona de restar su marcha ascendente hacia la consolidación de una fortaleza que permita frenar las ambiciones hegemonistas de la Casa Blanca. Por lo pronto ya se consiguió un objetivo muy concreto: impulsar el crecimiento exponencial de la carrera armamentista cuyo centro está en territorio estadunidense: ocho de las diez principales empresas productoras de armas de nueva generación y enorme poder bélico están en la nación vecina.
En contrapartida, los riesgos son mayúsculos como se advierte en la escalada inflacionaria a nivel global, con un caudal de problemas subyacentes que harán más desigual el mundo, en un proceso que afectará a los más débiles, creando condiciones de inseguridad y violencia en todo el orbe que podrían dar paso a una cuarta guerra mundial, pues como lo analizó detalladamente Heinz Dieterich, la tercera contienda global se inició con el comienzo de la Guerra Fría y finalizó con la extinción de la URSS en 1991. Sin embargo, Occidente no aprovechó el periodo subsecuente para hacer un mundo más justo y equitativo sino todo lo contrario, porque la esencia del imperialismo es la expansión y la depredación sin límites.
EL “DESTINO MANIFIESTO” NO DEBE SER LA DESTRUCCION DE AL
Esto explica la motivación del embajador Salazar para presionar a un gobierno legítimo, como lo es el que lidera López Obrador sin tomar en cuenta que tal comportamiento, a mediano plazo, podría tener consecuencias nefastas para toda América Latina. Entonces, la Casa Blanca cosechará lo que ha sembrado durante dos siglos: abrir innecesariamente un frente de batalla en su “patio trasero” porque los pueblos latinoamericanos no tendrán nada que perder si ya lo perdieron todo, hasta la esperanza. Entonces el Destino Manifiesto no le servirá de nada a la plutocracia estadunidense, no al menos para seguir explotando a los pueblos latinoamericanos si los ha dejado en ruinas, un enorme basurero.
Por eso es una burla decir que no dejarán pasar la reforma eléctrica pues no toma en cuenta las energías limpias. ¿Acaso en treinta años que tienen empresas privadas produciendo el fluido, utilizando la infraestructura de la Comisión Federal de Electricidad en calidad de proveedora (por lo que además le cobran), han hecho algo que demuestre una elemental preocupación por preservar un medio ambiente mejor que al inicio de su labor cuyas ganancias no tienen en ningún otro país?
Twitter: @VivaVilla-23
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