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A 97 años de la muerte de Lenin:

Paulo Román

Su herencia teórico-práctica


El 21 de enero, hace 97 años, murió Vladimir Ilich Uliánov, mejor conocido como Lenin: el maestro de la teoría de la praxis, heredero del método dialéctico de Marx y Engels, y edificador de la dialéctica materialista.


¿Por qué es importante? Porque la concreción de la relación teoría-praxis de Lenin implicó una evolución teórica del marxismo, considerando que la teoría marxista no es ninguna teoría hecha que puede ser aplicada mecánicamente a los fenómenos de la vida, sino que existe como teoría únicamente en la medida, precisamente, de su aplicación y en virtud de ella.


Lenin no sólo se limitó a revitalizar la pureza de la teoría marxista, que fue desfigurada y debilitada durante años por el marxismo vulgar de la II Internacional y los revisionistas como Bernstein y Kautsky, sino que ha hecho evolucionar el método mismo, haciéndolo más concreto y maduro.


La grandeza de Lenin como dialéctico se debe a su constante aprehensión de los principios fundamentales de la dialéctica, del desarrollo de las fuerzas productivas y de la lucha de clases en su esencia más profunda de manera concreta, sin prejuicios abstractos.


Se debe, en fin, a su constante reducción de todos los fenómenos con que hubo de enfrentarse, a este principio último de los mismos: a la acción concreta de los hombres concretos en virtud de sus verdaderos intereses de clase.


Así fue como Lenin logró hacer con el problema del socialismo lo mismo que hizo con el problema del Estado: lo arrancó del aislamiento metafísico y del aburguesamiento en el que estaba sumido, y lo introdujo en el contexto global de los problemas de la lucha de clases.

Nadezhda Krúpskaya, esposa de Vladimir Lenin


La teoría de la praxis y la transformación de la teoría en arma revolucionaria


El leninismo implicó un nuevo nivel del pensamiento concreto, así como del pensamiento no esquemático ni mecanicista que no había sido alcanzado antes: un pensamiento enteramente vertido a la praxis. Durante toda su vida Lenin no dejó de estudiar, siempre y en cualquier lugar, ya fuese la compleja lógica de Hegel o las condiciones de vida de los obreros. El estudio permanente, el dejarse instruir siempre por la realidad, es un rasgo esencial de lo importante que es la praxis en la línea leninista de conducta y pensamiento.


En consecuencia, para un marxista, el análisis concreto de la situación concreta no se opone a la teoría pura; por el contrario, constituye el punto culminante de la auténtica teoría, el punto en el que la teoría encuentra su realización verdadera, el punto en el que se transforma en praxis. Y conservar esa tradición leninista debe ser la tarea más noble para todo aquel que verdaderamente asuma el método dialéctico como un arma en la lucha de clases del proletariado.

Por ello, Lenin debe ser estudiado por los comunistas de manera similar a como Marx fue estudiado por Lenin. Hay que estudiarlo para aprender el método dialéctico, para aprender a encontrar lo particular en lo general y lo general en lo particular, gracias al análisis concreto de la situación concreta; a encontrar en el momento nuevo de una situación lo que la vincula al proceso anterior; a encontrar la parte en el todo y el todo en la parte.

Sin dialéctica no hay revolución


Hoy se vive, se respira y se siente una sed de teoría, de teoría política viva y revolucionaria, frente a los papers académicos, los best-sellers, los debates mediáticos y los intelectuales de Facebook; pero para apagar esta sed de teoría viva y revolucionaria no debemos volver a los libros con la intención de trasladar mecánicamente las conclusiones de Lenin y otros revolucionarios al mundo actual, abstrayendo vulgarmente las enormes transformaciones históricas que han ocurrido hasta nuestros días.


De lo que se trata es de retomar sus preguntas, sus indagaciones, sus interrogantes, sus inquietudes y su método dialéctico, que ha sido abandonado, menospreciado y desechado por los partidarios del posmodernismo y del posestructuralismo contemporáneo.


Y como este método dialéctico no es más que la formulación teórica del hecho de que la sociedad avanza a través de una serie de contradicciones, pasando de un contrario a otro, es decir, revolucionariamente, el rechazo teórico de la dialéctica implica necesariamente la ruptura total con cualquier posible comportamiento revolucionario. En otras palabras: quien no piensa dialécticamente, y no lo plasma mediante la praxis en el mundo material, por definición, no puede ser revolucionario.



Las ideas argumentos y análisis expuestos, son responsabilidad de sus autores y no necesariamente coinciden con el criterio de ciencialibertad.org

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